Julio Iglesias: "Me quedan muchos sueños por cumplir, pero son inconfesables"

Uno pensaría que a estas alturas de su carrera Julio Iglesias ya lo habría conseguido todo, pero en una entrevista ofrecida a la agencia EFE, con motivo de la presentación de su beca junto a la Fundación Cultural Latin Grammy, aseguró que todavía le quedan metas por lograr y también algunas heridas por cicatrizar.

"Me quedan muchas espinas clavadas y muchos sueños por cumplir, pero todo inconfesable", dijo en un cuestionario que el cantante respondió por email.

En una entrevista por escrito realizada antes de la oleada de protestas antirracistas que recorren estos días los Estados Unidos, Iglesias, que vive en Miami, explicó que ha sobrellevado la pandemia "como todo el mundo": "En casa y lavándome las manos".

Mientras tanto, la crisis del coronavirus posiblemente arruine sus planes para el verano europeo, de dar varios recitales en España, que si bien no fueron aún cancelados, por ahora se mantienen con un signo de interrogación.

"Tendremos que esperar a que esta terrible pandemia nos permita hacer conciertos. Tengo muchas ganas de cantar en mi país", señaló. Eso sí, la pandemia no lo ha hecho pensar en una despedida definitiva y, una vez más, despejó a patadas los rumores de un adiós.

"Yo me retiraré cuando me retiren", dijo el cantante, de 76 años, que recientemente comenzó a restaurar su relación con su hijo Enrique, con quien a lo largo de 20 años se mantuvo distanciado, mientras su supuesto vínculo con Javier Santos, reconocido por un tribunal de primera instancia, fue desconocido por el juzgado provincial de Valencia. 

El distanciamiento con Enrique tuvo su punto de partida en el cumpleaños 18 de Enrique, cuando el hijo de la estrella de la canción melódica se alejó de su familia para empezar una nueva vida en América, donde comenzó a plantar los primeros cimientos de una carrera musical que con el paso de los años lo convertiría en una de las principales voces hispanas en el mundo.

Ahora, a través de unas memorias escritas por el productor Ramón Arcusa, antiguo colaborador y amigo íntimo de Julio, se revela que el choque principal entre ambos se dio porque durante el inicio de la carrera musical de Enrique, su padre se negó a apoyarlo en sus difíciles comienzos en la industria musical.

Esto representó una herida tan grande para el cantante de Héroe, que según el libro Soy un truhán, soy un señor (o casi), puso en el congelador una relación que se mantuvo en la mayor frialdad durante al menos dos décadas, hasta que hacia fines del año pasado Enrique llamó a su padre, en un primer intento de acercamiento.

El segundo paso de la reconciliación habría sucedido durante la celebración de la Navidad, que abrió el paso para un tercer capítulo, ocurrido antes del inicio de la cuarentena, cuando Julio visitó a su hijo en su casa de Miami, ocasión en la que el abuelo pudo conocer a sus tres nietos y la pareja de su hijo, la extenista, Anna Kournikova.


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